Porque ellos tienen mucha vida y trabajan muy, muy duro. Fijaos! que tienen que aguantar mis dedos estrujando su cuerpo, la presión que ejerzo sobre el papel o adaptarse a la suavidad que a veces les pido...
Y todo ello con continuos cortes de madera que afilan su punta para seguir trabajando. Esto hace que vayan acabándose, algo que a mi me hace sufrir profundamente cuando se trata de mis colores preferidos. Y el rosa de la marca Alpino que encontré en una caja de cuando yo era mucho, mucho más joven, se está terminando y ni ella ni yo lo llevamos nada bien.
Feliz final querida amiga! tantas páginas hemos andando juntas y tantas historias hemos contado a nuestra manera...
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